Ahora que váis a empezar con las presentaciones de Energías y de la Guerra Fría, os pongo aquí (y de paso ya estreno Google Drive) un extracto de la película "Julio César".
Hace muchos años que la ví y la escena que quiero que veáis y reconozco que me dejó impactado. Es un clásico ejemplo de cómo un buen orador con los recursos adecuados puede ser capaz de influir totalmente en su audiencia. No espero que acabéis hablando así, pero sí que os sirva de ejemplo para vuestras presentaciones, las de este curso y las futuras.
Hace muchos años que la ví y la escena que quiero que veáis y reconozco que me dejó impactado. Es un clásico ejemplo de cómo un buen orador con los recursos adecuados puede ser capaz de influir totalmente en su audiencia. No espero que acabéis hablando así, pero sí que os sirva de ejemplo para vuestras presentaciones, las de este curso y las futuras.
El texto entrecomillado que sigue está copiado literalmente del blog www.elartedepresentar.com, que es de donde saqué/modifiqué/copié la idea para este post.
" Según muestra la recreación cinematográfica realizada por Joseph
Mankiewicz de la obra de Shakespeare y la majestuosa interpretación de
Marlon Brando, Marco Antonio se dirige a los ciudadanos romanos
congregados en el Foro, llevando en brazos el cadáver de César,
apuñalado por los libertadores, encabezados por Casio y Bruto. Los
ciudadanos rugen de alegría por la muerte del tirano después del
discurso de Bruto y abuchean a Marco Antonio, el mejor amigo de Julio
César. ¿Es posible imaginar un contexto más desfavorable para iniciar un
discurso?
Sin que al público o a los traidores les parezca que les quiere
convencer de algo, Marco Antonio tratará de persuadir a la muchedumbre
de la bondad de Julio César y de incitarla a la rebelión contra los
asesinos. Usando la técnica de la cortesía aparente con el enemigo, al
principio de su discurso muestra un gran respeto y estima por los
asesinos. Comienza obteniendo respuestas afirmativas de su audiencia
para llevarlos a su terreno. Mediante preguntas retóricas hace ver al
pueblo que César no era el personaje ambicioso que el honrado Bruto les
había retratado. Sus repetidas alusiones a la honradez de Bruto, “pero
Bruto es un hombre honrado”, que al principio granjearon la simpatía del
auditorio, rápidamente se tornan en ironía.
Marco Antonio utiliza además dos recursos potentísimos: el cuerpo aún
caliente de Julio César acribillado a puñaladas, que causa un profundo
impacto emocional al ser mostrado; y el supuesto testamento del tirano,
en el que legaba todas sus propiedades al pueblo de Roma. Ambos
recursos, de fuerte carga emocional, terminan de enfurecer al pueblo
contra los conjurados. Hábilmente, Marco Antonio hace uso de argumentos
racionales y emocionales para, partiendo del territorio común, mover al
auditorio desde la ira contra Julio César hasta la cólera contra sus
asesinos."
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